Todo el amparo, Señora,
de mi libro en ti le libro,
pues es libro en quién Dios
enquadernó sus prodigios.
Si al que es vida le ceñiste
en tu virgen pergamino,
ya libro eres de la vida;
vida has de ser de los libros.
El gran Autor con la pluma
del espíritu divino,
sobre tu papel intacto,
sacó su palabra en limpio sin copia,
por ser tú sola;
sin tinta, por ser arminio;
sin original obscuro, y sin borrador delito.
Libro eres de cuenta,
donde el más estrecho juizio
siempre suma lo constante
pero nunca lo caído;
libro de memoria,
siempre para hacerme beneficio,
y en blanco, pues por ti Dios
mis culpas ponen olvido;
de Palma, o libro, tus hojas
en tu concepción las miro,
allá en tu parto azucenas
y en tu soledad cuchillos.
Tu esseción es privilegio,
tu tassa precio infinito,
general tu aprobación,
gloria el fin, gracia el principio,
impresión estrellas, coma,
la luna, punto el sol mismo,
rectas líneas, blanco margen,
luces letras, cielo estilo
y al fin concepción sin mácula
es el título aplaudido de tu libro,
porque es Dios,
el concepto de tu libro.
Oh libro cerrado a culpas
y abierto a humanos gemidos;
borre un rasgo de tus gracias
las erratas de mis vicios.
Romance Anónimo. S. XVII
Extraído de www.artesdellibro.com
martes, 17 de febrero de 2009
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